Lo dicho, a estofar: Lo primero es "cazar" el jabalí, y si pensáis como yo, nunca empuñareis un arma que no sea un cuchillo de cocina (para cocinar, por supuesto), por lo tanto se necesita un familiar o amigo cazador que lo proporcione.Completada esta parte lavaremos y despiezamos y deshuesamos el costillar.
En una cazuela al uso le añadimos buen aceite de oliva y al humear el aceite le añadimos las carnes del jabalí y un poco de cebolla picada, ajos con piel y laurel.
Luego del sofrito le añadimos un poco de pimentón dulce y añadimos un poco de vino blanco, pimienta negra y un algo de canela, un par de clavos de olor y un deje de alcaravea.Añadimos agua y dejamos cocer por lo menos un par de horas y media bien tapado, rectificamos de sal. Mientras en una sartén salteamos a tiempos diferentes unas verduras que nos servirán para acompañar al final, tales como unos espárragos verdes, un poco de col i otro de coliflor, unas tiras de pimiento rojo, que colocaremos encima de nuestro estofado bien caliente, pero que no habrán hervido con el, lo que hace que su sabor este entero y no mezclado, resaltando en todo momento y combinando las dos texturas, la crujiendo de las verduras y la carne deliciosamente cocida que se deshace en la boca. Es importante la cantidad de caldo o salsa que consigamos al final del plato para que no quede seco y podamos bañar importantes trozos de pan en el mismo.
Esperando con ilusión la primavera y la llegada un poco más tarde mis primeras 40 vueltas al sol, continuo metiendo leña de almendro en la leñera, por si acaso, nunca se sabe...
Hasta luego.
Capi.